Las Familias misioneras de la Misión Gran Río siguiendo el mandato de Jesús, de llevar a todos los hombres el anuncio de la Buena Noticia, quieren vivir su llamado a la santidad ofreciendo sus vidas a la misión. Como familias misioneras buscan impregnar en todos los ambientes el Espíritu de Dios y ser fermento en un mundo sediento del amor de Dios.
Felices del llamado a la vocación misionera, las familias se reúnen en Cenáculos Misioneros para compartir la vida de fe, la escucha de la Palabra, la oración, la formación y una misma espiritualidad. Coordinan en fraternidad la acción y animación misionera de los diferentes apostolados que realizan en sus parroquias, en el ámbito laboral y social.
Se sienten comprometidos a infundir el espíritu misionero en otras familias y hacer de sus vidas instrumentos de Dios en la animación y cooperación misionera, deseando que el mensaje de Salvación llegue hasta los confines de la tierra.